camino a casa (1956 - 3ª parte)



A falta de recuerdos precisos de aquel 1956, diré que puedo deducir de pequeños "flashes" de mi memoria y de partes de relatos de los viejos.

Ese año debe haber sido muy duro para ellos. De mucho esfuerzo y sacrificio (bueno, diría que fue casi siempre así) porque se entraba en la etapa definitiva de la construcción de la casa de Castelar y más o menos sabemos todos lo que significa edificar. Más aún si al mismo tiempo hay que sostener una familia de cuatro miembros y pagar un alquiler.
No puedo asegurarlo, pero creo que papá todavía trabajaba en el Banco de la Nación porque, según una credencial que encontré hace poco, él ingresó al I.A.P.I. el 5 de agosto de 1958 (era un organismo que había creado Perón, pero no recuerdo el significado de las siglas. Ya lo voy a averiguar).
Mamá estaba recibida de docente, paro no se dedicaría a la educación hasta varios años después.Por ésta época creo que pintaba cuadros para vender. Por lo general eran flores o paisajes. Estaban hechos al óleo y lo hacía muy bien. Tuvo que estudiar para maestra porque el abuelo no la dejó estudiar Bellas Artes, que es lo que ella siempre quiso. Prejuicios de la época y, además, el hecho de que para estudiar tenía que ir a Rosario, que está a unos 50 kms de Casilda, donde vivió hasta que se casó.
Pintaba desde cuadros chiquitos que normalmente se ponían de a dos o tres juntos en una pared, hasta otros de dimensiones más importantes. La pintura de mamá y variadas formas de trabajos manuales y artesanales fue siempre muy importante en la economía familiar, especialmente cuando en la época del gobierno militar (dictadura, bah...) de Onganía, papá se quedó sin empleo.

Uno de los mayores inconvenientes creo que fue el asunto de la supervisión y seguimiento de los trabajos en Castelar. Se complicaba porque no podían ir todos los días. Creo que iban los fines de semana. La distancia es grande de Burzaco a Castelar y era, sin dudas, más problemático que actualmente movilizarse desde el sur del Gran Buenos Aires hasta el oeste. Calculo que deben ser unos 35 kms, con transporte menos abundante que el de hoy y sin autopista ni nada. Seguramente no existía un camino más o menos directo entre un punto y otro. Es posible que tuvieran que atravesar toda la Capital Federal.
El hecho de no poder ir a diario a ver cómo se desarrollaba el trabajo en la casa nueva hizo que el constructor se sintiera demasiado libre, demasiado a sus anchas. Según contaban los viejos encontraron materiales que se había comprado para la casa, en un edificio que se construía a la par en la vereda de enfrente.
Lo cierto es que una vez instalados en la nueva casa empezaron a aparecer los proveedores de materiales de obra y plomeros, electricistas, etc. queriendo cobrar supuestas deudas. No eran supuestas, sino que eran bien reales. El constructor le vendía a otros las cosas y se quedaba con el dinero, por supuesto.
Consecuencia: la casa costó mucho màs de lo calculado.
Reitero que no imagino el esfuerzo que los viejos habrán tenido que hacer, pero el resultado fue maravilloso. Esa casa fue un hito fundamental en la familia. Por lo que significó y por lo que dejó grabado en cada uno de nosotros.

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