confirmado: el mundo nació el 24 de enero de 1953

Siempre estuve convencido de que el mundo y yo nacimos juntos un caluroso día de enero. Tiempo después me dijeron que el planeta ya tenía varios miles de milloncitos de años sobre el lomo. No sé, siempre lo puse en duda. Después de todo yo recién tuve noticias de él a las 13:05 del 24 enero de 1953, en el Instituto de Obstetricia de la calle Cangallo al 2500 (hoy Pte.Perón), en el barrio de Once (abreviando, porque en realidad es Once de Septiembre). Por lo tanto, estoy seguro de que no puede tener más de 54 años, tirando ya para los 55.

Al mismo tiempo nacieron mis viejos y mi hermano. Según constaba en algunos papeles, mi viejo, Héctor, tenía 31 años; mi mamá, Hélida (sí, con "h" porque el que la anotó a ella en el Registro Civil era un poco ignorante...), 30 años y mi hermano, también Héctor, ya era un tipo con bastante influencia en la familia porque hablaba, caminaba e iba sólo al baño.

No sé cuántos días nos quedamos mi vieja y yo en la maternidad, pero después fuimos a vivir a la casa que la familia alquilaba en Burzaco, una localidad del sur del Gran Buenos Aires.

La primera impresión que recibí del otro recién llegado (o sea, el susodicho mundo), no fue del todo agradable. No sé si el obstetra que me recibió (o la partera, no recuerdo bien) tenía todavía esa infame costumbre de cachetearle el trasero a los bebés para que sientan desde el primer instante lo ingrato que puede ser la vida si uno intenta modificar en alguito el statu quo imperante.

Después de eso, durante unos meses no pasó nada demasiado relevante en mi vida, sólo que tenía la idea fija de la teta de mi vieja (cuando no estaba durmiendo, obvio). Admito que era algo ignorante, aunque no recuerdo que nadie me informara de las cosas buenas que sucedían por ese entonces. Tal vez sea porque todavía no había llegado la televisión a nuestra casa y los dibujitos animados sólo se podían ver en el cine (y generalmente no en Burzaco, sino en el centro... en Buenos Aires). Tiempo más tarde me enteré de que existían esas animaciones tan excitantes como, por ejemplo el oso Barney y hasta muchos otros dibujos, menos conocidos, pero que también tenían lo suyo. Menos podía yo saber que existía alguien llamado Rocky Marciano , que según parece era muy conocido y que se deleitaba (si lo dejaba el tipo que tenía enfrente) en llenarle la cara de bollos a quien fuera. Y encima, le pagaban...!!! También había cierta señorita que bien al norte hacía las delicias de los caballeros de todas partes, una tal Marilyn, Por estas latitudes, un tal Juan Domingo Perón (al que muchos odiaban, pero muchos más amaban - según me contaron después) parece que estaba muy peleado con los curas (esos que creen que todo lo bueno de la vida "es ilegal, inmoral o engorda" como varios años despuès dijera en una canción el brasilero Roberto Carlos)

Poco a poco fui aprendiendo a reconocer mi cuerpo, a mover coordinadamente manos y brazos y a distinguir por sus voces y caras a toda la familia (y hasta a algunas vecinas que tenían la maldita manía de pellizcarme los cachetes cada vez que pasaban por casa). Para noviembre o diciembre de ese año supongo que ya estaba preparándome para dar mis primeros pasos al ritmo de alguno que otro sonido gutural que ni yo mismo entendía.

Pero bueno, debo admitir que seguía siendo bastante estúpido y lento. Por más que me lo dijeron montones de personas ese mes de diciembre del '53... no me importaba tres pepinos que en unos días llegara de visitas un tal Papá Noel. Para mí, papá había uno sólo. El otro que se fuera a joder a otra parte. Claro, cuando el 25 de diciembre me desperté con algunas cositas divertidas y nuevas para jugar... empecé a mirarlo con más cariño al tal don Papá Noel.

No hay comentarios: