Recomenzando...

Casi ocho años pasaron desde lo último que publiqué hasta hoy. Muchas cosas han sucedido. Nos han pasado a todos y en mi caso, la enorme tristeza de haber perdido a toda mi familia. La familia "original", como la llamo yo. Es decir, mis padres y hasta mi hermano Héctor.

Héctor

Esto último me ha golpeado mucho más que la muerte de mis padres. Parecerá injusto, pero es así y no puedo evitarlo. Seguramente porque es más "normal" que los padres se vayan primero y en cambio, un hermano se supone que es para toda la vida.

Quizás más que nunca necesite de revivir las historias que pueda recordar, para mantener a mi familia lo más cercana posible para transitar este período de mi vida. Por eso me propuse intentar reactivar este blog y para ello, comencé a hacer algunas reestructuraciones y a tratar de mejorar o reconstruír viejos posteos que lo necesitan. Algunas fotos que han desaparecido y no sé por qué, textos que corregir o ampliar, etc...

Será poco a poco y como hice desde un principio, con el profundo sentimiento que me inspiró para comenzarlo...

No sé cuántas personas podrán entrar a leer algo de todo esto, pero creo que en definitva no es lo más importante, pues es mi manera personal de hacer catarsis, como suele decirse.
Pero si hay alguien que se tome el tiempo o tenga el interés en algo de lo que publique, pues muy bienvenido sea!

Así que, aquí estoy otra vez para recuperar mi propia memoria y la memoria de quienes amé tanto y ya no están...


Fiesta de egresados del secundario (Ramos Mejía)


Encontré esta foto que me hace retroceder un poco respecto al viaje a Tucumán con mi "futura ex" Adriana.

Es una de las pocos imágenes que tengo de la fiesta de egresados del colegio secundario. Mi hermano Héctor había ido para tomar algunas fotos y quedaron unas pocas que no pasaron de las primeras muestras. No me preocupa demasiado porque en realidad no fue la fiesta con mis compañeros de todo el secundario. Es que cuando estaba en 4º año del Nacional de Morón, en plena dictadura de Onganía, hubo un incidente (que en otro momento les contaré con más detalle) por el que quedé libre por faltas y tuve que cambiar de colegio.

Finalmente me recibí en el colegio Belgrano, de Ramos Mejía. Pero fue menos de un año que estuve con esos compañeros, por lo que no recuerdo siquiera el nombre de uno sólo de ellos, salvo el de una chica que me gustaba bastante y que se llamaba Miriam...

La fiesta se hizo en uno de los boliches que por esos años hicieron famoso a Ramos Mejía entre la juventud. Era "El Galeón", si no me equivoco... Estaba sobre la avenida Rivadavia, a un par de cuadras de la estación de tren.

En la foto, marcado con una flecha... estoy yo. Reconozco a todos los que aparecen allí, pero de nombres... nada.

Era fin de 1971... Diciembre, posiblemente...

De novio y mochilero en Tucumán...

Como dije en alguna otra parte, voy a romper con la manera cronológica en que comencé a escribir el blog. Creo que es la forma de poder escribir con más frescura la historia a medida que llegan los recuerdos o que me encuentro con alguna foto, por ejemplo... como en éste caso.

Ahora me sitúo en el mes de julio del año 1973. Yo tenía 20 años de edad y hacía muy pocos meses que conocía a Adriana, con la que me casaría un par de años más tarde.
A ella la conocí en el cumpleaños de un amigo en común. En realidad, Daniel Pereyra (de él se trata) había sido compañero mío en el Nacional de Morón en tercer y cuarto año... También en el equipo de la 4ª división de Los Matreros, el club de rugby que está sobre la av. Sarmiento, a tres cuadras de mi casa...

Yo le había comentado a Adriana que el año anterior había estado en Tucumán con Daniel, como mochileros. No sé bien cómo se fue dando la cosa, pero lo cierto es que terminamos planeando hacer el mismo viaje, pero nosotros dos...
Los padres de ella acababan de separarse y, lejos de lo que yo me había imaginado, no se opusieron a que hiciéramos el viaje a pesar del poco tiempo que teníamos de conocernos y que yo sólo había ido unas pocas veces a su casa.
Pero no sólo que dejaron venir a Adriana, sino que (y otra vez no recuerdo por qué motivo fue...), también íbamos a hacer el viaje con Andrea, la hermana menor de Adriana, que sólo tenía 6 años y que cumpliría los 7 a los pocos días de nuestro regreso. Realmente, una locura total. Tanto de nuestra parte, como de los padres...
Pero en fin... así fue la cosa, y así hicimos el viaje.




Fuimos en tren hasta la ciudad de San Miguel de Tucumán. Hubo una demora de dos horas y terminamos llegando de noche. Creo que a eso de las 8 o 9 de la noche.

Llevábamos en las mochilas, toneladas de latas de comida...!!! Más la carpa, además de la ropa.

Las latas con todo tipo de cosas, fue una idea de Adriana. No me hacía mucha gracia, pero finalmente nos vino muy bien a causa del mal tiempo que tuvimos la mayor parte de nuestra estancia allí y muchas veces ni siquiera podíamos salir de la carpa, o hacía tanto frío que no teníamos ganas de andar de compras.

La mochila más grande, con casi todas las latas más la carpa, la llevaba yo... De la estación de tren al parque 9 de julio llegamos medio muertos de cansancio, de sueño y de hambre...

Lo mejor de todos era que llegamos la noche anterior a que comenzaran las vacaciones escolares, así que el camping (que se inauguraba justamente ese mismo año) estaba prácticamente vacío.
Nos arrimamos al fogón que tenían encendido los muchachos que trabajaban de cuidadores allí y sin mirar absolutamente nada, armé la carpa como pude y lo más rápido que pude.
Hacía frío, todo lo contrario del año anterior... Y estuvo frío y lluvioso durante los 15 días que estuvimos allí. Tanto que no pudimos hacer ninguna excursión. Si no llovía, nevaba en la zona de montaña...
Apenas terminé de armar la carpa, Adriana sirvió unas sopas crema bien calientes. Medio dormidos las tomamos e inmediatamente nos fuimos a dormir.



A la mañana nos despertaron unos ruidos y voces. Nos asomamos por la ventanita de la carpa y nos encontramos rodeados por multitud de gente, carpas y casas rodantes...

Habían llegado durante la noche en bandada.

Cuando salimos de la carpa para desayunar, teníamos los tirantes de otras dos carpas que se entrecruzaban con los de la nuestra.

De todas maneras, tuve que desarmar la carpa y volver a armarla, porque con el cansancio que tenía, había quedado toda torcida...

Enseguida nos hicimos amigos de los cuidadores del camping y poco a poco fuimos acomodando todo y planeando las primeras actividades en la ciudad...





Esta última foto es una vista desde nuestra carpa en la primera mañana en el camping.
El movimiento de gente, autos, carpas y casas rodantes fue muy grande y repentino durante la noche...
La casa rodante que se alcanza a ver aquí, era del ex jugador de Boca Juniors y de la selección argentina: Ubaldo Rattin..

Cuando las palabras ya no sirven, sonreímos por dentro...


Hoy es un día que a medida que pasan los años, se hace más importante...

Es uno de esos días que hacen que tengamos un pensamiento más allá de lo concreto y tangible; de lo cotidiano y rutinario. Los recuerdos aparecen sin esfuerzo y uno se queda sin palabras.
Sólo siente... y sonríe.

Héctor y yo hoy te tuvimos cerca, a pesar del tiempo y de esas distancias que nosotros aún no comprendemos...

86 años, má...

Feliz cumpleaños...!!!

Sabemos que el beso que te damos, lo estás recibiendo con ternura.

Dr. Lisandro de la Torre, un amigo del abuelo Ernesto...


En casa se mencionó varias veces la amistad de mi abuelo Ernesto (Berlusconi) con el Dr. Lisandro de la Torre... el senador que enfrentó a los frigoríficos británicos y al gobierno de Agustín P. Justo. Fue un episodio más de corrupción y entrega a los capitales extranjeros que de la Torre denunció y combatió prácticamente en soledad. Como todos sabemos, inclusive se atentó contra su vida en el mismísimo Senado de la Nación. Su compañero y amigo, Enzo Bordabehere cubrió con su cuerpo a Lisandro de la Torre y recibió el disparo del asesino Ramón Valdez Cora, un matón contratado para matarlo.

Más abajo les dejo un fragmento de su biografía que tomé de la página del historiador Felipe Pigna. Es la parte en que se refiere a éste período y a estos hechos... y es, justamente, de los tiempos de la foto que ven.
En el álbum familiar sólo aparece el nombre de él escrito por mi vieja, pero no tiene la fecha. Pero a juzgar por el aspecto que tiene de la Torre y por las fotos que están antes y después de ésta (que sí tienen el año), correspondería a 1934 / 1935.

(...) Se creó el Banco Central de la República Argentina con funciones tan importantes como la emisión monetaria y la regulación de la tasa de interés, en cuyo directorio había una importante presencia de funcionarios ingleses. Finalmente, se le otorgó el monopolio de los transportes de la Capital a una corporación inglesa.
De la Torre denunció el acuerdo en el Senado por escandaloso y promovió el debate.
"El gobierno inglés le dice al gobierno argentino ‘no le permito que fomente la organización de compañías que le hagan competencia a los frigoríficos extranjeros’. En esas condiciones no podría decirse que la Argentina se haya convertido en un dominio británico, porque Inglaterra no se toma la libertad de imponer a los dominios británicos semejantes humillaciones. Los dominios británicos tienen cada uno su cuota de importación de carnes y la administran ellos. La Argentina es la que no podrá administrar su cuota. No sé si después de esto podremos seguir diciendo: "al gran pueblo argentino, salud":
Dos años más tarde, en mayo de 1935, acusó por fraude y evasión impositiva al frigorífico Anglo. Aportó pruebas que comprometían directamente a dos ministros de Justo: Pinedo, ministro de Economía, y Dahau, ministro de Hacienda.
De la Torre probó cómo se ocultaba información contable en cajas selladas por el Ministerio de Hacienda y demostró hasta dónde llegaba la impunidad de los frigoríficos ingleses tras la firma del pacto Roca-Runciman. Las entradas para el debate se agotaban y la gente hacía largas colas para escuchar y alentar a Lisandro.
Las denuncias hicieron evidentes las conexiones del gobierno con otros negociados. El nivel de las discusiones en el senado fue subiendo de tono hasta que se decidió hacer callar a De la Torre. Un matón del Partido Conservador, el ex comisario Ramón Valdez Cora, atentó contra la vida del senador y mató a su amigo y compañero de bancada Enzo Bordabehere. Se dio por terminado el debate.
Pero el ataque a De la Torre no había terminado. El gobierno de Justo decretó la intervención a la provincia de Santa Fe, derrocando al gobierno demócrata progresista de Luciano Molinas. De la Torre se muestró abatido y confesó su voluntad de abandonar la política. Una de sus últimas intervenciones en el Senado tuvo lugar en ocasión del debate del proyecto de Ley sobre represión del comunismo. Dirá entonces: "El peligro comunista es un pretexto, es el ropaje con que se visten los que saben que no pueden contar con las fuerzas populares para conservar el gobierno y se agarran del anticomunismo como una tabla de salvación. Bajo esa bandera se pueden cometer toda clase de excesos y quedarse con el gobierno sin votos. Yo soy un afiliado a la democracia liberal y progresista, que al proponerse disminuir las injusticias sociales trabaja contra la revolución comunista, mientras los reaccionarios trabajan a favor de ella con su incomprensión de las ideas y de los tiempos".
Terminado el debate, De la Torre presentó su renuncia al Senado y se retiró a su casa de la calle Esmeralda 22, de la que sólo salía para brindar alguna conferencia o participar en homenajes a viejos amigos de ideas como Aníbal Ponce. En 1938, sus amigos le prepararon un cumpleaños sorpresa. De la Torre cumplía 70 años y se lo notaba muy apesadumbrado. Hacía pocos días había fallecido su madre y comenzaba a rondar por sus ideas el fantasma de Alem. Lentamente, comenzó a despedirse de sus allegados y de sus cosas más queridas hasta que, al mediodía del 5 de enero de 1939, puso fin a su vida disparándose un balazo al corazón.
Junto a su cadáver se encontró una carta dirigida a sus amigos: "Les ruego que se hagan cargo de la cremación de mi cadáver. Deseo que no haya acompañamiento público ni ceremonia laica ni religiosa alguna. Mucha gente buena me respeta y me quiere y sentirá mi muerte. Eso me basta como recompensa. No debe darse una importancia excesiva al desenlace final de una vida. Si ustedes no lo desaprueban, desearía que mis cenizas fueran arrojadas al viento. Me parece una forma excelente de volver a la nada, confundiéndose con todo lo que muere en el Universo. Me autoriza a darles este encargo el afecto invariable que nos ha unido. Adiós”.