veranos eran los de antes (1956 - 2ª parte)

Tengo la imágen (real o deformada) de la casa recostada sobre el lado derecho (viéndola desde la entrada), con todo el resto del gran terreno libre de construcción. Salvo un pequeño y vetusto galponcito sobre el alambrado del fondo. Creo recordar que una vez se armó gran revuelo porque aparecieron ratas y hubo que hacer una fumigación a conciencia (me parece que fue el viejo que hizo el trabajo, pero no sé cómo ni con qué). Como ya había dicho, había muchos árboles, especialmente frutales. Y si no me equivoco, la entrada a la casa desde la calle era una pequeña puerta de alambre tejido con un pasador de hierro y sostenida por dos pilares.

Varias veces los viejos contaron sobre un día de verano exasperantemente caluroso (pudo haber sido el verano del 56... o el último que pasamos en Burzaco: el del 57. No lo sé). Decían algo así como que hicieron 43 o 44º C. Demostrando que la imprevisión argentina no surgió mágicamente de la nada, el calor provocó la interrupción de la electricidad. Supongo que se habrán reclaentado los generadores, los transformadores o algo así. En esa época no sé si existía en el país algún tipo de equipo de aire acondicionado. Creo que tal vez podrían tenerlos la gente muy rica o los edificios de oficinas de más nivel, así que no viene por el exceso de consumo de energía el asunto del apagón de aquel día. Al cortarse la luz, también comenzaron los problemas con el agua, así que imagino que el calor se hacía sentir mucho más todavía. Por suerte hasta es entonces nadie había tenido la genial idea de la "sensación térmica", ni repetían hasta el hartazgo la temperatura por la radio, martirizando todavía más a la gente (creo que eso es un invento màs moderno que sirve para llenar muchos huecos que no ocupan con algo más inteligente. Es una parte del "show meteorológico" que devora un gran porcentaje de cualquier programa radial o noticios televisivo de estos días).
Héctor contaba antes que no había motor bombeador de agua en la casa de Burzaco. Es muy probable. Tal vez sea yo el que nuevamente confunde fechas y lugares y esto haya sucedido en realidad en Castelar, aunque en ese caso supongo que tendría algún registro propio de memoria. La cuestión es que a la tarde o noche volvió la electricidad y comenzó de a poco a normalizarse la provisión de agua. La anécdota es que cuando el tanque de agua ya estaba lleno, comenzó a rebalzar y en vez de parar el motor, dejaron que siguiera bombeando y todos nos sentamos contra la pared del patio para que nos cayera el agüita como una especie de lluvia. Supongo que con semejante calor, esa sensación habrá sido un viaje directo al paraíso.

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