Curiosidad curiosa...

Esta vez no uso este apartado de "al márgen" para protestar por algo que no me gusta o que me molesta... o lo que fuere. Simplemente para comentar algo curioso...


Hay 3 españoles que son muy queridos (los españoles más queridos, diría) en Argentina desde hace ya unos cuantos años: Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina y José Sacristán.



La curiosidad es que recién ahora caigo en la cuenta de que los tres tienen las misma iniciales: J.S.
Hay un cuarto español que también se lo quiere mucho, aunque se podría decir que un escaloncito más abajo... y es Ismael Serrano. Tal vez porque en lugar de la J tiene como primera inicial una I, no está en el podio de los otros tres... ja

En fin... una tontería, sí. Pero tontería curiosa...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Marcelo...
Soy Elena
Me vine a tu blog, de visita, y lo celebro con gran alegría.
He mirado con mucho respeto las fotografías de tu familia, especialmente las de tu madre, tan bonita, tan de entónces y sin embargo tan presente.
Me ha despertado recuerdos propios, y sentimientos. Si no hubiese sido tan atrevida como para inmiscuirme en tu 'casi un diario' de flecos de tu memoria, no habría tenido esta experiencia que tus fotos han producido en mi ánimo.
Tengo que reconocer que eres, además de un buen hombre, un ser con el alma sensible de quien fue educado por una gran mujer.
Enhorabuena por ese DON y privilegio.
Sea como sea la diferencia de este blog respecto de Ufa.., tú eres la sangre que circula por ambos, y se nota muchísimo. La misma bondad, la misma nostalgia, la misma franqueza, y la misma valentía.
Eres, "en el buen sentido de la palabra, bueno", como diría Antonio Machado.
Me felicito por haberte encontrado exactamente donde estás. Y, a propósito, me sorprendo al recordar que fue buscando algún artículo donde se describiera a la Sra. Chan. Jm.
Llevo varios días entrando a leer tus entradas en Ufaa. Voy a poder ponerme al día sobre lo que sucede en Argentina, los nombres de los implicados en esas noticias (algunas francamente deprimentes), y entenderé (eso espero) por qué mi país ha cambiado tanto desde que la dejé en el años 67.
Puede haber ocurrido que mi mundo personal de entónces soslayara partes de la realidad, pero yo me movía en ambientes de actualidad porque estaba haciendo mi último año de carreras, y en el Teatro Rivera Indarte, donde tenía su despacho el Director de Cultura de mi provincia (por aquél tiempo era Fernández Ordóñez, de infausta memoria), es decir que tenía la oportunidad de ver de cerca a personajes de la política merodeando por esos lugares muy a menudo.
Con Fernández Ordóñez tuve un choque frontal que resultó en ser exonerada del Ballet de la Provincia. En una actuación por televisión denuncié públicamente al susodicho por maltrato y descuido de los cuerpos artísticos de Córdoba, por debernos seis meses de sueldos, por no proveernos de equipos y calzado para las clases, ensayos y actuaciones, y le llamé impresentable, puesto que cuando pedíamos audiencia con él para echarle en cara su desidia, él sacaba un pistolón de uno de los cajones de su enorme escritorio, y se echaba hacia atrás en su sillón y nos miraba en plan sobrador, como quien mira cantar a un coro de burros.
Una semana más tarde, a raíz de mi pública denuncia, le quitaron del cargo para siempre, y yo volví a mi lugar en el Ballet.
Todavía ocurrían actos justos.
Recuerdo las manifestaciones estudiantiles y obreras por las avenidas aledañas a la Universidad, los clavos "miguelito", el camión Neptuno, la policía montada a caballo rodando sobre los miles de bolitas que se arrojaban al paso de los milicos, y la suelta de montones de gatos vivos por parte de los trabajadores de la Kaiser, que le revolvían los perros a la policía y se organizaban unos líos horribles... Jm. Detenían a montones de estudiantes y obreros, y al día siguiente todos estaban de vuelta en sus casas. Yo tenía un grupo de amigos con los que me reunía en un bar típico argentino llamado "El Tatú", donde tocábamos las guitarras y cantábamos folclore nuestro, y comíamos empañadas cordobesas y vinito de la Colonia Caroya. Allí se gestó una juventud contestataria a muchas injusticias, una mentalidad nueva más culta y preparada para defender principios democráticos sin la necesidad de echar mano de los militares. Habíamos visto asesinar a John Kennedy y eso nos había parecido muy muy extraño, en el país donde la Democracia, indiscutiblemente parecía tener su casa. Reconozco que comenzamos a ser conscientes de que esa rara circunstancia podía traernos consecuencias feas a Argentina. Y así fue, pocos años después.
Pero eso lo comentaré otro día.
Ahora toca preparar desayunos para los chicos de mi foto.
Un abrazo, y qué lindo y entrañable tu Blog.
Elena

bomar dijo...

Bueno, Elena... No sé cómo agradecerte tantos elogios. Me hiciste poner colorado... jaja
Muchas gracias...!!!

Me alegra saber de tus cosas, también.
Veo que no te dejas avasallar así nomás. Y también me trajiste muchos recuerdos de aquellos años tan inestables y prometedores, aunque la gran mayoría de esas promesas se terminaran viendo frustradas. Pero fueron los años y las experiencias y sueños que nos formaron, sin dudas.
Hay muchos que terminaron claudicando en sus ideales. Por una razón u otra... pero por suerte quedamos algunos que algo mantenemos dentro de todo aquello.
Y Córdoba y los cordobeses fueron un ejemplo por aquellos tiempos, sin dudas...
También Rosario, por cierto...

Y bueno, a vos te tocaba preparar desayunos, a mi me toca irme a la cama... je
Como verás, siempre me quedo dando vueltas por aquí, por una cosa o por otra, hasta demasiado tarde para mi salud. Pero lo hago con gusto, así que esta "sarna no pica".. je

Un beso y hasta la próxima
Marcelo

PD: Te debo respuesta a tu mail. Seguramente será mañana