Te recuerdo, vieja... con perfume de óleo y tinta en tus dedos...



Aunque así parezca, no me olvidé.
Es una de esas fechas que creo nadie olvida.
Es más, creo que fue ese recuerdo que me hizo volver al blog, que lo tuve abandonado durante varios meses.
Me refiero al 21 de abril. Ese día, de 2005, murió mamá...

Mis propios problemas y pequeñeces hicieron que durante un par de años, mi relación con vos, vieja, no fuera la mejor. En realidad creo que ninguno de los dos tuvo culpa alguna, aunque esto lo tuve que ir asimilando poco a poco... Pero lo concreto y lo mejor de todo es que nada de lo que haya sucedido en ese período pudo dañar el recuerdo tuyo...

Todos los días, por una u otra razón, vuelven a mi memoria algo de lo que vivimos: alguna frase, algún consejo, algún hecho puntual...
Dicen que el amor de madre es el único incondicional y para toda la vida. Es muy probable...
Pero creo que, cuando lo que se aprendió y construyó en la familia es lo que hace que los afectos duren mucho más allá de lo físico. Eso es lo que vos y papá consiguieron. Siguen viviendo en nosotros, en Héctor y en mí...

Suelo tener la imagen recurrente del garaje de la casa de Castelar, antes de que pudieran comprarse su primer "autito", aquel Fiat 600 color beige... Lo usabas de taller de pintura. Colmado de tarros de hojalata de todas formas y tamaños, para todos los posibles usos en la cocina de muchas casas. De tus manos aparecían y se transformaban los colores de tus óleos en multitudes de flores que daban vida a paneras, latas para galletitas, para yerba, azúcar o lo que fuere...
También lo que más te gustaba, que era pintar cuadros... generalmente de naturaleza o de animales. Tengo el olor al óleo tan presente como cuando era un chico que apenas llegaba al borde de la mesa donde trabajabas incontables horas al día.
Y después, cuando comenzaste a ejercer la docencia porque en casa hacía falta otro ingreso. Coexistían las latas y las pinturas con los cuadernos de tus alumnos, corrigiendo las tareas hasta no sé qué horas de la noche. Muy tarde, seguramente... Nunca te veía terminar ese trabajo porque yo hacía mucho que estaba durmiendo...

Y a pesar de eso y mucho más, siempre podía contar con tu atención y tu cariño...

Ya lo dije antes, el Día del Padre del año pasado: "Hoy es uno de esos días, vieja... un poco difíciles; un poco tiernos"

Pero de estos momentos y recuerdos, siempre se sale más fuerte, más seguro, más humano...
Es tu recuerdo que aparece siempre, y que volverá cada vez que lo necesite, cada vez que ellos quieran decirme algo. Cada vez que vos quieras decirme algo...

Un beso enorme, vieja...
Y hasta siempre...

Marcelo

3 comentarios:

Manoushe-Mónica Font dijo...

Guauuuuuuuuuuuuu...¨¨¨Qüe fuerte....Bellisimo lo que escribiste Marce=me anda mal el teclado y no puedo acentuar ni poner puntuaciones=.Tu vieja desde donde este=ya sabes donde pienso=,debe sentirse orgullosa y se debe estar sonriendo. Me encanto.Por favor, mañana corrijo todo lo que no sale.

bomar dijo...

Gracias, piba... :)

Y aquí estoy, esperando tus correcciones... ejemmm

Enrique dijo...

Hola Marcelo . .un maravilla de sentimientos y verdades incontrastables.
La revision de nuestra historia siempre transita los caminos de la reconciliacion con el pasado.
TE FELICITO COMPAÑERO

Enrique