Al fin, Castelar...!!! (2)

De a poco "el fondo" se fue poniendo verde. Muy de a poco y con mucho laburo de los viejos. En particular, de mamá. Me acuerdo de verla horas arrodillada sobre la tierra, con un cuchillito en la mano haciendo pequeños pozos para plantar semillas de diferentes clases de flores. Todavía veo, cuando por casualidad paso por algún vivero, los sobresitos iguales o similares aquellos con toda clase de semillas.

Como sembrar todo ese terreno con panes de gramillón significaba bastante dinero (creo que eran los inicios de esa técnica de alfombrar la tierra con esas láminas de tierra con césped), me acuerdo que compraron una cierta cantidad y mamá los iba deshaciendo con cuidado y replantaba cada plantita de gramilla cubriendo la mayor superficie posible. Después, cuando con el tiempo el gramillón se extendía un poco, cortaba brotes y los volvía a insertar en los espacios que todavía quedaban vacíos. Un trabajo y una paciencia propia de los chinos.

Ya había algunos frutales, como la morera negra de la que hablé antes; otra morera, blanca, que estaba también sobre la izquierda, pero a la altura de la mitad del terreno. No recuerdo si los otros árboles ya estaban o los compraron los viejos después. Lo cierto es que desde siempre recuerdo el limonero, el ciruelo, el damasco y un naranjo...
Además de un damasco de esos de adorno.

Todos estuvieron hasta que dejamos la casa en el '75. No sé si los nuevos dueños dejaron alguno en pie, porque por lo que pudimos ver desde afuera, construyeron en casi todo el fondo.

En ésta casa sí recuerdo que había una bomba para extraer agua, pero parece que la perforación no era lo suficientemente profunda por lo que el agua no era del todo buena. Me acuerdo también que en una ocasión vinieron unos hombres a profundizar el agujero para alcanzar la 3ª napa, si no me equivoco.
El motor con su cubierta metálica estaba al lado de la morera blanca. No se podía olvidar de encenderlo una o dos veces al día para no encontrarnos con la sorpresa de que no teníamos agua. Claro, siempre que no hubiera cortes de luz o baja tensión. Especialmente en verano (bueno, más o menos como hoy... no?). Eran bastante frecuentes los cortes (otra cosa que no había que olvidar era tener una provisión de velas a mano), pero sobre todo las grandes bajas de la tensión eléctrica. Eran tan pronunciadas que sólo quedaba un "hilito" rojo incandescente en las lamparitas, y cada tanto se producían golpes de tensión (o subían, o bajaban de pronto). Por suerte, creo que nunca se quemó ningún aparato de la casa... Bah, eso creo.
No estoy tan seguro, ahora que lo pienso.

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